ÁLVARO SIZA: SUS CASAS
Que el arquitecto portugués Álvaro Siza es uno de los grandes arquitectos de nuestro tiempo, eso nadie lo duda, y más cuando lo avala un premio Priztker.
Siza representa la figura principal de la “Escola do Porto“, el movimiento que surgió en 1974 tras el fin de la dictadura en Lisboa, en el que la fusión de las formas arquitectónicas tradicionales con las ideas del Movimiento Moderno definieron esta revolución arquitectónica surgida en los alrededores de Oporto.
Creador de importantes obras a nivel internacional, imposibles de abarcar en un único post, entre las que me gustaría destacar el Centro Gallego de Arte Contemporáneo en Santiago de Compostela o sus conocidas piscinas naturales Piscinas Das Marés en la localidad portuguesa de Matoshinhos y situadas sobre un macizo rocoso frente a la costa atlántica, si hay algo que a mi parecer destaca en su carrera, eso son SUS CASAS, su inigualable manera de interpretar el habitar.
Centro Gallego de Arte Contemporáneo, Santiago de Compostela.
Piscinas Das Marés, Matoshinhos.
Quizás sea Siza, junto a Alberto Campos Baeza, uno de los pocos arquitectos de la élite que siguen dando prioridad a la vivienda y en especial a la casa como paraíso construido, pese a que en más de una ocasión ha afirmado que pierde dinero al construir una vivienda. Como bien se define en el documental de Televisión Española Elogio a la Luz, “el gran logro de Siza es presentar la arquitectura como algo natural, con formas sencillas, grandes espacios y donde la luz se mueve rápido plasmando la belleza como él la siente”.
Y sus viviendas son claro ejemplo de su arquitectura: austeridad, luz natural y el cuidado por los detalles constructivos, características muy presentes en las viviendas que hoy os muestro: Casa Toló y una Casa en Mallorca, en las que además hay una premisa común: la magnífica adaptación a una topografía complicada.
CASA EN MALLORCA.
Siza construyó entre 2004 y 2007 esta escultórica vivienda unifamiliar junto al mar. Sus imponentes volúmenes fragmentados, inspirados en los paisajes rocosos circundantes, que generan diferentes aberturas y encuadres a las espectaculares vistas al mar, así como sus líneas puras, claras, sus volúmenes blancos y el cuidado tratamiento de la luz hacen de esta vivienda una magnífica muestra de la arquitectura del Siza.
La vivienda, inmersa en un pinar, se sitúa en una parcela de fuerte pendiente, en la que la misma se va adaptando al terreno mediante diferentes volúmenes a distintos niveles comunicados entre sí mediante pasajes irregulares, teniendo lugar el acceso en su cota más elevada.
Con una superficie construida de 560 m2 y tres plantas (sótano y B+1), las estancias se distribuyen en 3 bloques o volúmenes principales que se conectan por caminos y senderos de piedra, y conducen a sus habitantes a través de los distintos volúmenes que funcionan como recibidor, dormitorio, área común y zona de servicio.
Llama la atención que si bien la vivienda se caracteriza en gran medida por su mirada y enfoque directos al mar, al que se abren la mayor parte de estancias, el salón en cambio se proyecta intencionadamente como un espacio íntimo al que se niegan las vistas al mar, abriéndose a un patio interior que sirve como conexión con el entorno natural trasero.
También es muy significativa y cobra gran importancia la cubierta plana ajardinada, que además de proporcionar aislamiento tiene un fin decorativo en el que la línea zigzagueante que conforma el pretil juega un papel muy importante del proyecto. Las magníficas terrazas donde disfrutar del mar y del sol y la piscina en la azotea hacen de este proyecto un lujo en el habitar.
CASA TOLÓ.
En 1999 Siza nos deleita con este proyecto de vivienda unifamiliar convertida ya en un clásico de su obra.
Ubicada en Portugal, esta casa se distingue por su radical adaptación al problema de la pendiente en un terreno abruptamente inclinado y con una configuración particular: muy largo y angosto. Hecho que, por otro lado, no hace perder la simplicidad del proyecto.
La inestabilidad del terreno junto con un presupuesto reducido originan la necesidad de enterrar parcialmente la vivienda, consiguiendo un comportamiento termal positivo. La casa se une naturalmente al terreno…
Mediante una posición lineal al centro de la parcela, se intentó salvar todos los árboles preexistentes, ya que mantienen una fuerte presencia en el área, así como para preservar la continuidad con los entornos inmediatos y para asegurar sus características originales. La abrupta topografía condiciona el espacio interior de la vivienda, con un acusado desarrollo longitudinal y una acusada pendiente.
Al enterrarse la vivienda los espacios exteriores adquieren mucho protagonismo: se organizan patios exteriores en las cubiertas de los diferentes niveles conformando un jardín, así como plataformas de descanso en su recorrido lineal, convirtiendo la casa en sí en un sendero.
La escalera externa que vincula los patios refleja la escalera interior que tiene la misma función de unir los compartimientos, los que también están desarrollados a través de niveles. De esta manera, las escaleras externas corresponden a los techos interiores.
La elección del hormigón visto crea una idea similar a la de rocas masivas apareciendo naturalmente del sitio. De esta manera, la expresión se adquiere a partir de una estructura continua de hormigón, la más eficiente en un sitio de estas características, y una vez más se estaría haciendo uso de los modestos recursos económicos disponibles, motivo por el cual se creó la necesidad de enterrar parcialmente la casa.